En ruta

Ya en ruta, rumbo Norte.

Primeras experiencias haciendo dedo, primeros viajeros intercambiando opiniones, cruces de frontera seguros y anécdotas varias. 

Más que nunca digo que hay que salir a la vida y probar. 

Siete autos/camionetas fueron los que nos permitieron llegar hasta donde hoy estamos, Tilcara, y podemos decir que llevamos recorridos nuestros primeros y escasos 187km.

Siempre al costado de la ruta con una gran sonrisa y moviendo el dedo lo más rápido posible, creo que así paran más rápido, y tan equivocada no estoy porque la demora máxima que tuvimos fue de 30 minutos. 

Voy a aprovechar para nombrarlos y así poder recordarlos...

Monona y Maxi, nos hospedaron por 4 noches y fuimos hermanos de Maxi e hijos de Monona por esos días, además de las charlas y recorridos por la ciudad, sólo agradecimiento y por supuesto, algún día volveremos.

La pequeña Nicole con su papá nos subieron al Cerro San Bernardo, Salta.

Nicolás, estudiante de agronomía, nos trasladó de Salta hasta ciudad del Milagro, para que unos minutos después, previa foto en la escultura del Quirquincho sobre la ruta, nos levante Diego, originario de la ciudad de La Plata, que decidió dejar todo con su mujer y probar suerte en La Caldera, hasta donde nos llevó. 

Ahí agradezco a mis piernas, que fueron las que me llevaron unos 6km de ruta desde el pueblo de La Caldera hasta Dique Campo Alegre; lugar donde conocimos a José y Clara, una pareja originaria de Moreno, que nos hizo sentir, por unos pocos km, como sus hijos y nos despidieron con uno de los abrazos más sentidos y sus mejores deseos para nuestro proyecto de viaje.

Juan nos trasladó hasta Palpalá desviando unos km de su camino para dejarnos en un lugar donde él dijo, seguro íbamos a tener mejor suerte haciendo dedo. Y no se equivocó. Ahí, cuando las nubes negras empezaban a amenazar y el viento a soplar, fue que frenaron Marco Antonio y Karina, para llevarnos hasta Purmamarca, dos Suizos recorriendo Argentina, pudimos practicar un poco nuestro inglés y todo! Que tul?! 

Pasamos dos noches en el PAMI, si, si, en el PAMI. Vivimos la ceremonia que cierra el carnaval, más conocida como el entierro del diablo, bailamos y compartimos con los lugareños, muy dispuestos a enseñarnos sus costumbres y nos quedó clarísimo que todo es de todos y para todos.

Y una vez más, la última hasta el momento, Chichi, Marta y su amiga que no recuerdo el nombre, 3 tucumanos que nos dejaron en nuestro último destino por el momento, Tilcara.

Me siento pura, feliz y despreocupada. El camino está lleno de gente buena y predispuesta.

Esperemos que siga la racha, la buena energía y los deseos de buen viaje de todas las personas que se cruzan en nuestro camino, o nosotros en el suyo, no lo sé con exactitud.

No paro de tener piel de gallina y sentirme plena.

Buena vida, ese es mi deseo para el mundo.